domingo, 3 de marzo de 2013

Para los cinco sentidos


En el parque de La Quinta de los Molinos de Madrid, ayer ya olía a primavera, se ve la primavera, se oye la primavera, se palpa la primavera, es un gustazo caminar entre los almendros, que si bien aún no están en su pleno apogeo de floración, hay algunos rodales, sobre todo los almendros de flor blanca, que ya muestran su exuberancia.

Han pasado ocho o diez días en los que la floración no ha progresado nada. Ha habido un estancamiento como consecuencia de la bajada de las temperaturas, pero con cuatro o cinco días soleados, como hoy, se convertirá en un mar blanco y rosáceo.

La primavera está a la vuelta de la esquina; la preñez de la naturaleza está a punto de explosionar; eso se ve, pero también se oye. Los pájaros se reclaman para sus apareamientos y trajines; para construir, en pareja, sus nidos. También se detecta, muy tenue aún, el olor de los almendros, que cuando estén en su plenitud será una aroma casi dañina, ¡qué lástima!, para los alérgicos.

He estado observando durante un rato a esos “pajarracos”, que no llevan muchos años en España, pero que me da toda la impresión de que se han hecho los dueños y señores de los parques. Campan a sus anchas; van y vienen dando unos graznidos desagradables, yo diría que histéricos, y los he estado observando porque en un solo árbol había cuatro o cinco, en uno de los almendros de flor blanca (alguien ha comentado que son los de almendra dulce), picaban la flor que caía al suelo simulando un copo de nieve. No sé lo que se comían, porque la flor entera, no por hojas, caía al suelo. Entre los cuatro o cinco parecía que estuviera nevando. Supongo que cada flor que caía era una almendra menos que madura.

En Madrid se cuidan los parques más por parte del Ayuntamiento que por la parte que les corresponde a los del “botellón”. El Ayuntamiento repone flores de temporada y eso hace que haya algunas zonas con plantas en flor durante casi todo el año. Los del “botellón” lo que reponen, sobre todo los Viernes por la noche, son cascos de botellas, de plástico y de cristal; bolsas de plástico y de papel, y montones de chuches y algunos productos de consumo ocasional que no quiero nombrarlos, todo por el césped hasta que los barrenderos lo recogen. Es su primera labor por la mañana.

En definitiva, que la primavera llama a la puerta; que los días se van alargando en la misma proporción que las noches se van encogiendo; que, una vez pasado “febrerillo el corto”, que ya lo dice el refranero castellano?: “un día peor que otro”; aunque, como en todo, hay quien opina lo contrario (pero este año el tiempo atmosférico no les ha dado la razón), “en Febrero busca la sombra el perro” y hay quien remata con “mejor al final que a lo primero”. Pues eso, que una vez que pasa Febrero se ve, se huele, se oye, se palpa y hasta se degusta la primavera en Madrid. Hay refranes para todos los gustos. Ahora, en Marzo, si hace unos días de calor, que los hará (y también hará días de frío; un mes da para mucho), sacaremos a relucir ese otro refran que dice que “cuando Marzo mayea, Mayo marcea” y, en ese caso, mortal de necesidad para frutas y verduras. No porque Marzo mayee, pero si porque Mayo marcee. No obstante le podremos contrarrestar con ese otro que dice que “Marzo ventoso y Abril lluvioso, hace de Mayo florido y hermoso”; pero ya sabemos que “hasta el cuarenta de Mayo, no te quites el sayo"

Ahí van una serie de fotos del parque de La Quinta de los Molinos.

 










 

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