Hace ahora un
mes, nuestros hijos-sobrinos, nos sorprendieron con una invitación a todos los
hermanos en la que también participaban ellos. Bueno hubo algunas ausencias
marcadas, sobre todo, por las obligaciones laborales y, otras, por
circunstancias familiares, dado que estas se circunscriben a un ámbito superior
al de estrictamente hermanos-hijos.
Pasamos un fin
de semana extraordinario, en la provincia de Ávila, lleno de sorpresas?, todas
ellas agradables.
La primera
sorpresa, aunque para algunos relativa, puesto que había alguna sospecha, si
bien es cierto que cabía la posibilidad de cualquier cosa, dado que la
invitación, por escrito y por correo, la habíamos recibido hacía ya más de un mes y donde se
nos decía que “no hiciéramos muchas preguntas”, la primera sorpresa, digo, fue
a la llegada de todos los hermanos (ya se arreglaron ellos para hacernos llegar
todos juntos) que salieron a recibirnos a la puerta, todos los hijos y nietos,
cantando una canción de bienvenida. ¡Toma!, ¡toma!, ¡toma! Bien empezamos.
Después de la
comida hicimos una partida de Trivial, con fichas confeccionadas por ellos, en
las que se hacían preguntas con detalles
de nuestra vida personal (gran trabajo de campo).
Se nos regaló
un álbum fotográfico, con fotos familiares de nuestra infancia junto a nuestros
padres, y un capítulo bien definido de cada hermano; pequeño paseo a caballo,
para los pequeños y los grandes, y hasta escalada, en este caso para los
pequeños y medianos (dejémoslo ahí).
Hubo también una fiesta emulando los guateques de nuestra época, para la que nos habían reservado ropas y pelucas rememorando las de los años 60? ¡del pasado siglo! y por la noche la gran velada:la brisca, con el pique permanente de mis cuñados Santiago y Juan ¡Qué mal perder tienen, coño!.
Al día
siguiente volvimos a tener comida buena y abundante; paseos por entre pinares y
por la ribera del río Adaja, y por la tarde
la gran revancha:la brisca. Seguía el pique y el cachondeo, esto es
consustancial a las partidas de brisca familiares. Con el pique permanente y “que
bien se pelan estos pollos”, se concluyó sin que la sangre llegara al río y
entre risas y nuevos desafíos para próximos encuentros.
Bueno, he
estado esperando para poder ilustrar esta entrada con alguna foto, pero a pesar
de las grandes promesas (Si, si. En unos días os las pasamos por mail). Yo he
detectado algún mail comentando las fotos (mira, mira el tío que pinta tiene
con la peluca), pero o no son actas para mayores, o aún no han terminado las
sorpresas; vete tu a saber.
Cuando
disponga de las fotos os prometo que las publicaré en este blog, previa censura,
faltaría más, por el C. B. I. (Comité de la Buena Imagen).
Me alegro de que pasaséis un buen finde, además ya me han comentado que mis queridas primas se lo curraron de lo lindo. Mis padres disfrutaron mucho, lo cual me satisface gratamente.
ResponderEliminarBesitos.