El Domingo de Pascua fue uno de esos días que se presentan
tontos desde primera hora y como que no haces nada por romper la monotonía pues
resulta tonto todo el día.
Desde primera hora estuvo amenazando llover, pero no para
dentro de un rato, no, amenazante para empezar a llover ya; bueno, en cuanto
que yo saliera a darme un paseo. No me atreví a salir por si se ponía a llover
y así pasé el día: esperando a que lloviera.
Mientras esperaba a que lloviera me entretenía jugando con
María: mi nieta de casi un año. Es cansado, no creáis, jugar con una niña de
menos de un año; te cansas tú antes que ella y eso que lleva andando, en
posición vertical, menos de un mes. ¡Y lo que le gusta andar! Desde que ha
descubierto la autonomía que le proporciona, no hay quién la haga parar. Solo
cuando cae rendida por el esfuerzo y se tiene que echar una siesta para reponer
fuerzas, y vuelta a empezar.
Algunas veces, solo cuando se siente algo cansada, quiere
que la cojas de la mano para seguir caminando y cambiar trastos de un sitio
para otro.
Bueno, si soy sincero, también me entretuve con otras cosas.
Desde, aproximadamente, las doce y media de la mañana, hora en la que me
pasaron un Whatsapp con un vídeo de la procesión en Castejón de Henares,
también me entretuve con las llamadas redes sociales.
Primero estuve viendo el vídeo que hizo darme cuenta de lo
que les cuesta, sobre todo en pueblos pequeños, mantener las tradiciones. Esas
imágenes me retrotraen a mis años de niño en el pueblo y si se quiere hasta de
protagonista como monaguillo. ¡Cuanta nostalgia! Pero no voy a caer en aquello
de que los tiempos pasados fueron mejores. No, ni mucho menos.
La tradición marca, para el
Domingo de Pascua, llamar a Misa voleando las campanas, pues ya desde la media
noche del sábado en la que, siguiendo la Liturgia, se celebra el acto de
“Bautizar el Cirio”, en el que se anuncia La Resurrección y al que se ha invitado
a los feligreses haciendo sonar las carracas por las calles y durante este acto
es cuando se volean las campanas, por primera vez después de Jueves Santo, que
indican que Jesús ha resucitado.
Recuerdo los Domingos de Pascua, como un día soleado, lleno
de luz, exento de frío; no cabe duda que condicionada mi mente de chiquillo por
el hecho de que Dios ya había resucitado También recuerdo Semanas Santas,
incluido el Domingo de Pascua, en las que llegó a nevar, caer unas buenas
granizadas, aún siendo, como este año, en el mes de abril.
Tradicionalmente, en este Domingo de Pascua, se entraba en
la Iglesia e inmediatamente se salía en Procesión, sacando a la Virgen, aún
enlutada, llevada en andas por cuatro mozas del pueblo, que pertenecían a la,
no se muy bien si, hermandad de Hijas de María, vestidas con mantón y peineta,
que también le daban al acto un cierto empaque y vistosidad y a las que seguían
todas las mujeres, el sacerdote y los monaguillos y precedida por la Cruz,
que la portaba un hombre, haciendo un
recorrido por las calles del pueblo hasta una de las plazas, donde se
encontraba con Jesús Resucitado, al que llevaban en andas cuatro hombres
seguidos por toda la masculinidad y que confluían en la misma plaza, pero
siguiendo distinto itinerario.
En este encuentro, las Hijas de María, hacían un cántico en el que
después de saludar a las autoridades del pueblo, mencionaban las circunstancias
y vicisitudes del dolor de la Virgen, como Madre de Jesús y mandaban “quítale
el luto a María …” de lo que, creo, se encargaba el Juez, para señalar después en
el cantar “ya repican las campanas …”, momento en el que alguien hacia una
señal hacia el campanario y empezaban a volear las campanas.
Después, todos juntos y en procesión, se volvía a la Iglesia y se
celebraba la Santa Misa y se daba por terminada la Semana Santa y la Cuaresma.
Como el vídeo me lo había enviado un sobrino y en las imágenes no
comprometía a nadie, decidí entretenerme en ponerlo en Facebook. Tampoco está
mal que, por una vez, salga en las redes sociales un pueblo que, con menos de
50 habitantes, sino es por estas pequeñas cosas, no se producen hechos
noticiables dignos de airearlos públicamente.
Supongo que coincidiría con la terminación de las Misas en la mayoría de
los pueblos y de ahí que a esa hora se produjera una cascada de publicaciones
de vídeos de distintos procesiones de los pueblos, unos más pequeños y otras
más grandes, de la provincia de Guadalajara.
Es lo que vi, de la provincia de Guadalajara, pues sigo a un grupo de más
de 7.000 miembros: UN PASEO POR LA ALCARRIA Y PROVINCIA y, por lo que pude
observar, se parecen mucho todos los pueblos y me alegró el que se hagan estos
esfuerzos por mantener las tradiciones que, a fin de cuenta, es cultura y es
reconocimiento a nuestros antepasados. También y sobre todo, una demostración
de fe para los creyentes.
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