Es la temporada de salir por las
tardes, un ratito antes de ponerse el Sol, pero cuando ya está lo
suficientemente bajo como para hacerse soportar, a dar un paseo hasta el pinar,
en compañía de gentes del lugar que, si bien cada día se toca de refilón la
“prima de riesgo”, las conversaciones, en general, van por otros derroteros
mucho menos agobiantes. De todos modos estamos teniendo un mes de Julio muy
llevadero, con temperaturas muy agradables por estas tierras castellanas, que
algunos días también son tema de conversación.
El primer día ya nos comentó
Fuencisla que paseando con Sole habían encontrado un conejillo que les salía en
el camino y se quedaba parado, incluso que les permitía acercarse mucho. Cuando
llegamos, más o menos, al lugar señalado, marcado como “reserva de caza”, el camino
transcurre por una zona yerma, con hierba de mediana altura y agostada, con
algún joven pino de tramo en tramo. El camino en este punto consiste en dos
rodaduras de transito de los tractores, por las que se pasea cómodamente y con
hierba frondosa, también entre las rodaduras.-¡Ay! Es el grito de Fuencisla.
-Mirarle, ahí está.
Efectivamente, después de un movimiento brusco entre las hierbas, el conejillo hace su aparición en una de las rodaduras del camino y se queda parado. No estaríamos a más de tres/cuatro metros de distancia. Tratamos de acercarnos y el gazapo, yo calculo que de de un mes, mes y medio, da unos saltitos y se aleja algo, pero para sorpresa mía se inca de culo y mirándonos levanta las patas delanteras, nos hace unos “pucheros” con el hocico y se pone a comer de la parte alta de unas hiervas que es lo que estaba más verde. Se mueve otro poquito y nuevamente se pone a comer.
Sole dice que tiene unos ojos preciosos y que habría que bautizarlo. De sopetón y sin dar tiempo a nadie a pensar nada, Fuencisla suelta:
- “Antolín”
Pues ya está bautizado.
Todavía se mantiene un rato largo en nuestra compañía. Me da tiempo a hacerle unas fotos (eso es lo que tiene llevar el móvil en el bolsillo).
Después de que el conejo por fin se marchara, les comento que con esa actitud del animalillo es un firme candidato a no llegar a adulto, que no todo el mundo va a tener con él el comportamiento que estamos teniendo nosotros.
Total que cada tarde nuestro paseo consiste en hacerle una visita a “Antolín”. Ayer yo iba andando en primer lugar y pude observar que salía de las hierbas y se alejaba hacia la madriguera; no se si porque Fuencisla mantenía la conversación en un tono más elevado que otros días, o porque “Antolín”, llamémosle por su nombre, ya ha aprendido algo más y no se fía ni de sus amigos. Hace muy bien si quiere llegar a ser “Don Antolín”
Me parece que este puede ser un
año bueno de crianza para los conejos. En esta zona de reserva veo muchos
gazapos de dos tamaños bien diferenciados: el de “Antolín” y otro que son muy
poco más que un ratón; deben ser los primeros días de salida de la conejera.
Esperemos que este año los
respete la Mixomatosis en el verano y tendremos una amplia población, comparada
con la escasez de los últimos años.
me gusta mucho el blog, te lo has currado. Merce
ResponderEliminarGracias Merce. Ne gusta que te guste.
ResponderEliminarBueno, y tú ¿Quién eres? Esto me recuerda que hay alguien que me está insistiendo en que debería crear una sección en el blog que se llamara " Y tú ¿de quién eres? Para que el que escriba algún comentario, se identifique haciendo referencia a sus ascendientes en el pueblo.
Este conejo iene mucho morbo. ¿No será coneja?
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